Juan Carlos Hernández-Vega
Desde tiempos inmemoriales, la sanación ha estado con nosotros. De hecho, dondequiera que haya vida, se encontrará la sanación. En realidad, la sanación es el camino para maximizar la vida y la existencia. La sanación es tradicional y poco convencional, además de ser paradójica y simple. La sanación es tan tradicional que ha estado presente tanto en las sociedades antiguas como en las modernas sin ninguna excepción. Las tribus chamánicas y nómadas tenían una gran cantidad de remedios curativos; y las sociedades contemporáneas ofrecen múltiples modos de sanación y curación médica. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, si bien la estandarización y las tradiciones se desarrollaron en torno a las prácticas curativas, los episodios curativos y de sanación más radicales y transformadores están envueltos en enfoques y paquetes no convencionales. ¿Quién hubiera pensado que caminar y hacer las cosas al revés en la casa sanaría los síntomas de la gripe y estimularía el sistema inmunológico? ¿Quién hubiera pensado alguna vez que prestar atención a Espíritus invisibles sanaría la falta de propósito y la desorientación de una persona? Además, ¿quién hubiera pensado alguna vez que rendirse al flujo divino de ciclos sanaría los patrones humanos de estancamiento? Como ya se presentó, los episodios de sanación más radicales y transformadores vienen envueltos en enfoques y paquetes muy poco convencionales. En última instancia, la sanación es tan paradójica que solo una experiencia basada en el corazón dará una idea y vivencia de cuál es su verdadera naturaleza. Cuando crees que finalmente has puesto tus manos en el misterio de la sanación, todo el proceso de sanación te evade y entra en tu vida desde un ángulo y marco diferente sin tu consentimiento. Nunca podrás controlar el proceso de sanación. Es imposible. Solo después que permita que el proceso de sanación lo abrume y controle, comenzará a comprender realmente cómo funciona y qué es. ¡Es así de simple!
