Silvia González Alijo
Hay cicatrices que se ven y otras que se quedan dentro. Algunas seconvierten en recordatorios de lo que sobrevivimos; otras, en heri-das abiertas que nunca terminan de cerrar.A veces, el mayor peso no es lo que nos pasó, sino lo que nos de-cimos a nosotros mismos cuando nadie escucha. La mente es unlaberinto con pasillos oscuros donde las dudas, los miedos y los re-cuerdos se repiten en eco. Y en ese eco, aprendemos a escondernos,a ponernos máscaras, a fingir que estamos bien, aunque por dentrotodo se derrumbe.Pero incluso en medio del caos, hay momentos que sostienen. Unabrazo inesperado. Una risa en el instante justo. La voz de alguienque nos dice lo que hemos olvidado: «No estás solo». Y entonces,aunque sea por un segundo, respiramos.Caos y cicatrices es un viaje sin brújula a través de la lucha interna,de la ansiedad que paraliza, del miedo a ser feliz y de la amistadque salva sin saberlo. Silvia González nos habla de lo que significaestar roto, pero seguir caminando. Porque, aunque a veces el dolorparezca eterno, tarde o temprano aprendemos a vivir con nuestrascicatrices.